Mirando con perspectiva el open government es inevitable
Que estamos en un mundo limitado no hay más que verlo a través de la imagen que acompaña a este artículo. Cuanto más se desarrolla la civilización en las distintas partes de la tierra, tenemos que solucionar problemas que anteriormente no existían o eran secundarios.
Una mirada con perspectiva histórica puede ayudar.
La edad media
En la edad media, reinaban los gobiernos emanados de un impulso ‘divino’ y los ciudadanos (entonces súbditos) en aquella época tenían como principal lucha la supervivencia a las enfermedades, las hambrunas y las guerras. Y las noticias les llegaban por palomas o por caballos.
Un gobierno más participativo, era en la edad media prácticamente imposible y por tanto no proporcionaba ventaja alguna.
Un gobierno más participativo, era en la edad media prácticamente imposible y por tanto no proporcionaba ventaja alguna.
La Revolución industrial y el comienzo del siglo XX
En esta época, con los avances médicos y la popularización de la imprenta, los ciudadanos superaron algunos de los problemas de épocas anteriores y comenzaron a preocuparse por tener un empleo digno que les permitiera sobrevivir en su sociedad. Entonces, gracias a los primeros medios de comunicación, y la extensión de la alfabetización, conocían como sus gobernantes gestionaban su realidad, y este hecho forzó a que los gobiernos fueran progresivamente más participativos.
Fue en esta época cuando empezaron las primeras globalizaciones donde los ciudadanos se dieron cuenta, que lo que se hiciera en la gobernanza de los mercados de otros países tenía una repercusión directa en su forma de vida.¿Nos suena?
La segunda guerra mundial
La II gran guerra mundial conllevó la victoria de sistemas de gobierno donde cada vez más la transparencia y la participación (a veces sólo de forma nominal como en el bloque soviético) eran puntales de su existencia. El gran cambio acaecido vino de la mano de los medios de comunicación de masas (aunque unidireccionales) como la radio y la televisión y que los gobernantes intentaban (e intentan) controlar de forma afin a sus intereses. Cada vez es más difícil gobernar de espaldas a los ciudadanos, sin explicar las medidas y sin darles la oportunidad de la participación.
El anacronismo actual
Como en las anteriores épocas históricas tenemos que abordar ciertos problemas de conflictos regionales, producción de alimentos, sanidad, educación, etc, pero hoy en día tenemos más del 50% de la población conectada entre sí, bidireccionalmente, a velocidades inimaginales en épocas anteriores gracias a Internet y la telefonía móvil.
Sin embargo los mecanismos de gobernanza pública y privada podemos considerar que son prácticamente los mismos que los que emergieron en los países ‘civilizados’ tras las segunda guerra mundial.
Las crisis que vivimos nos ha demostrado
1) Vivimos en un mundo conectado donde lo que hagan otros tiene un impacto bastante directo sobre nuestra realidad
2) La falta de transparencia y precisión de información (económica y financiera, entre otras) tanto pública como privada ha sido el agravante de una enorme crisis mundial.
3) Los ciudadanos se organizan de forma mucho más diligente y efectiva que los mecanismos actuales de participación vía partidos políticos.
Nuestro insostenible sistema nos lleva al open government
Estos 3 hechos nos llevan encaminan a una situación insostenible, de los mecanismos de gobierno en los siguientes aspectos, por lo menos:
1) No proporciona ninguna ventaja que la gobernanza pública sólo tenga en cuenta la opinión explícita de los ciudadanos cada 4 años. (En el ámbito privado empresarial es anual para los accionistas)
2) No proporciona ventajas, salvo muy contadas excepciones, que la gestión pública no sea precisamente eso, pública y conocida de los ciudadanos, a diferencia de hoy, donde hay que ‘luchar’ por saber lo que hacen con nuestros bien amados impuestos.
3) Es un desperdicio de recursos intelectuales que las leyes se generen en los ‘oscuros’ entornos de los partidos, o de lobbies, negociando únicamente entre partidos u otros actores con intereses a veces demasiado ‘particulares’.
4) Ya estamos pagando la falta de un gobierno global, para los desafíos globales. Por ejemplo, en la UE estamos sufriendo la falta de un gobierno económico común. Y sin este gobierno mundial hay problemas como el medio ambiente, el hambre, los paraísos fiscales, el narcotráfico, las posibles epidemias globales, el terrorismo global, etc que tendrán difícil solución.
5) La falta de justificación pública de los resultados a obtener con la legislación adoptada, o con las distintas medidas del los gobiernos a todos los niveles repercute en la baja calidad de las mismas.
Estamos en una situación a la de dar un préstamo a un emprendedor que no le explica que es lo que va a vender, por que va vender en un mercado frente a sus competidores y cuales serán sus ingresos. Eso, es hoy la receta de la práctica totalidad de los gobiernos (sobre todo públicos, pero también privados) que ocultan tanto las explicaciones de lo que pretenden lograr con sus distintas medidas como los datos sobre los que han apoyado sus decisiones.
Por estos, y seguro que por muchos otros motivos, se me antoja inevitable que en un plazo corto, (una o dos crisis más) nuestra forma de gobierno evolucione en el sentido de mayor transparencia y participación, y no por la presión ciudadana actual, que también, sino por que simplemente
El aumento de la participación y la transparencia da mejor resultado
y los países que antes lo adoptan antes obtienen sus ventajas, o al menos eso parece indicar la trayectoria que marca la historia. ¿Qué sistema adoptaremos? Es una incógnita, de momento deberíamos ir mirando alguno de los disponibles.
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Coincido con el argumento y efectivamente, una de los principales drivers que tenemos para impulsar estrategias concretas de #opengov es el actual escenario de crisis: sistémicas y que socavan o cuestionan profundamente las bases de nuestras democracias y sus ya tradicionales componentes que, sin ir más lejos, muestran una “fatiga” institucional que poco a poco ha erosionado la confianza pública, la credibilidad de la clase política (que dice una cosa y hace otra: “predica y no practica”) y la enorme distancia entre el anacronismo de muchos servicios públicos y las reales necesidades de los ciudadanos…
Sin embargo, y más allá del debate sobre el gobierno electrónico específicamente (que siempre aparece relacionado a este tema), mi impresión es que el #opengov trae aparejado un cambio facilitado por la cultura digital pero que va mucho más allá de ella.. Las tecnologías son irrelevantes sin la energía de la gente, ya sean funcionarios, ciudadanos, políticos, reutilizadores, etc… Estamos en presencia de un cambio cultural profundo que implica la recuperación de valores o la puesta al día de éstos (democracia y participación real; genuina colaboración y solidaridad social; apertura y generosidad entre y desde los actores; etc.)
Felicitaciones por el post y el debate que propones… Que también es, ha sido y será “inevitable”.
Salu2
Álvaro
@redmatriz