La falta de transparencia en el ojo de la crisis
El 93% de los productos financieros calificados como AAA (la máxima calificación) por las agencias de calificación de riesgos (Fitch, Moody’s and Standards & Poor’s) en 2006 han sido degradados a bonos basura.
Lehman Brothers tenía la máxima calificación crediticia hasta el último día antes de su quiebra.
La metodología de como las agencias de calificación cualifican el riesgo, los datos que utilizan y los mecanismos de decisión son completamente opacos.
Las consecuencias de la errónea calificación las estamos viviendo actualmente con pérdidas millonarias que pagan no solo los inversores que se fiaron de estas agencias sino también el resto de la sociedad.
Pero lo más preocupante no es la existencia de estas empresas, que no hacen sino vender sus productos, sino que esta falta de transparencia continúa aún presente y solo ha habido tímidas iniciativas para remediar esta situación.
La apertura de datos públicos podría tener significativo impacto sobre la incertidumbre que rodea a la calificación de riesgo de los países. Los hechos recientes en Reino Unido, Hungría y Grecia,(¿bono basura?) muestran que queda un considerable camino por recorrer.
Aunque el Banco de España publica un buen número de indicadores económicos, su uso comercial está bastante restringido como puede verse en su nota legal.
Y por lo visto no son suficientes para acallar los rumores.
La cuestión al final vuelve a ser la misma ¿Quien se beneficia de la falta de transparencia?
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